Un perfume para cada personalidad La respuesta puede ser tan sencilla o tan compleja como el usuario del perfume. La sencilla: al igual que los vinos, los perfumes se dividen en dos tipos: los que te gustan y los que no. La complicada: las esencias evocan sensaciones que, a su vez, se asocian con personalidades.
Como la primera respuesta se agota en sí misma, vamos a profundizar un poco en la segunda: ¿Qué aromas evocan qué sensaciones relacionadas con que personalidades? Las pistas que describimos a continuación no son más que eso, pistas, que quedarán supeditadas a los gustos de cada uno. Advertido esto, seguimos adelante.
Un aroma para cada carácter
Normalmente quienes visten una esencia floral, fresca, cítrica incluso suelen estar diciéndole al mundo que son personas extrovertidas, amigas de comunicarse y hacer vida social. En el lado contrario, los que usan fragancias orientales muestran mucha timidez e introversión.
Si lo que deseamos es trasmitir elegancia a la vez que masculinidad, sería buena idea pensar en esencias de madera, más “permanentes” en los sentidos, rotundas y serias a la vez. Sin embargo, si la formalidad no es nuestro fuerte, es más fácil que el perfume sea mucho más ligero, más marino.
El olor es un medio de comunicación
Dentro de la comunicación piel-nariz, quienes no se preocupan demasiado de la impresión que desean dejar, aunque les gusta que se hable bien de ellos, juegan con la ambigüedad de la rosa. Sin embargo, aquellos que cada mañana se colocan hasta el último pelo, preferirán los aromas cálidos, aunque, eso sí, que no lleguen a saturar.
Una vez aportadas las pistas sobre qué comunica cada perfume en cuanto a su portador, diremos que, para probar una colonia hemos de rociarnos un poco en la muñeca y otro poco en el interior del brazo a la altura del codo.
Frotar y oler ambas zonas. Esperar un cuarto de hora y volver a comprobar el efecto sobre nuestra piel. Si el resultado nos gusta, es el que mejor va a describir nuestra personalidad.